Santander es una ciudad del norte de España, y allí, durante la segunda mitad del siglo XIX, se construyó un ensanche, un nuevo barrio, para ampliar la población. Hoy existe, y pasear por él equivale a realizar un viaje en el tiempo. No del todo, claro es, pues siempre te rodearán los omnipresentes coches, y no digo nada de los ruidos de la edad moderna, pero seguramente percibirás una cierta sensación (para algunos no más que una ilusión) de haber entrado en un lugar nuevo…
Viajar a esta ciudad no es difícil, pero si quieres ver cómo es ese lugar del que hablo sin necesidad de desplazarte, puedes mirar estas fotos:
La mayor parte de la gente de ahora está acostumbrada a mirar a las pantallas mágicas, videojuegos, televisión, móviles…, y no comprende el texto escrito; a veces ni el hablado, y me refiero a las palabras, lo que estas significan.
Los conceptos simples, o muy simples, cosas como guau (o wow), tres, guai, cool y expresiones parecidas, eso sí lo comprenden, palabras de cuatro letras y para de contar. Y algunas en inglés.
Esto también se observa en las redes sociales. Si el concepto es muy simple, como por ejemplo:
SEÑORA ENFADADA, y debajo se añade una foto como esta,
aparecen varios me gusta e incluso comentarios, pero si el concepto es más complicado, algo como lo siguiente,
Modelo de lo que los poderes públicos promocionan con el dinero del contribuyente. Lo llaman «libertad creativa».
no lo lee nadie, y los que lo leen no entienden ni jota. Se observa porque no hay ni me gusta(s) ni comentarios ni nada. Y todo por una frase de 17 palabras.
En los libros sucede lo mismo.
Modelo actual de texto (inventado, pero los libros de ahora son de este estilo):
Esteban apretó un timbre que había sobre la mesa, y una chica apareció en la puerta.
—¿Deseaban algo los señores?.
—Sí. Tráiganos unas cervezas.
La chica salió y continuó el silencio.
Sobre sus cabezas volaron unos pájaros.
Al cabo de un momento… (etc.)
Obsérvese que las frases son de unas siete palabras por término medio, tras lo que siempre va un punto, ya sea aparte o seguido.
En libros más elaborados, es decir, de frases más largas, todo el mundo se pierde. Haga la prueba y lea esto:
Crucita, niña rizosa, poetisa, trigueña, ojizarca…; esto es lo que se dice de Crucita, pero además se podría decir: chavala espectacular, parlanchina a más no poder y señalada por el dedo del Cosmos, que no es cosa que se vea todos los días. Ser privilegiado, en suma, cuyas andanzas son largas y enrevesadas, sí, muy aparatosas y teatrales, y movidas…
Crucita, a quien también se conoció como Maricruz (que es nombre de gallina), o como rubia, bella durmiente, niña pequeña, especie de maciza y otros adjetivos del mismo tenor, nació de unos seres que se querían; vivió a cuerpo de rey toda su vida; se reprodujo, aunque no sin dificultades, y enfiló el camino hacia adelante con la satisfacción del deber cumplido…
¿Aún me escuchan…? Pues les voy a decir más. Palabras acabadas en culo hay muchísimas, casi todas de cuatro sílabas, y las principales son, báculo, cenáculo, pináculo y tabernáculo; vernáculo, espiráculo y oráculo; o bien, espectáculo, habitáculo, tentáculo y obstáculo…
No digo nada de lo que sucede si se intenta enredar al lector, como por ejemplo, cuando faltan letras, como aquí:
Y si no, las pruebo con una c chara. Esto de cocinar es sota, cab llo y rey, y si la gente no lo hace no es porque no sep n, sino porque son más v gos que la chaqueta de un guardia y prefieren que se lo den hecho, y si es a la b ca, mejor. Si un ciego hambriento p ede hacerlo…
Esta broma no la entiende nadie, e incluso algunos se enfadan…, pero me voy a callar porque lo anterior es como predicar en el desierto.
Con ello no se pretende molestar a nadie. Es una constatación de la realidad.
Los géneros fotográficos, igual que sucede en la pintura, son tres: retrato, bodegón y paisaje. Hoy vamos a poner ejemplos de ellos:
PAISAJE
RETRATO
y BODEGÓN
Sobre esto de la fotografía se pueden decir muchísimas cosas, y aquí dejo dos enlaces de libros míos que tratan sobre el asunto:
Si se quiere uno informar sobre el asunto en su totalidad (dentro de lo que cabe, porque no es ninguna enciclopedia), se puede leer este: para verle hacer clic en la portada:
En el libro anterior se habla de todo, de las fotos de antaño (químicas), de las de ahora (digitales), de las herramientas (la cámara, el ojo…), de los cien mil trucos que…, etc. etc., incluidos los manejos en el cuarto oscuro (negativos, revelado, copias, todo eso), pero si sólo se quiere aprender de esto último, hay otro libro en que se trata únicamente de ello. Este (clic en la portada):
Y todo ilustrado con fotografías, dibujos, esquemas…
Y bueno, a lo mejor este asunto a algunos les resulta un poco árido, pero para ellos también hay otros libros, como son las NOVELAS DE AVENTURAS que se pueden encontrar en
Estaba durmiendo en el coche durante finales de pasado mes de junio en el lugar que se dice, cuando me desperté al amanecer y me encontré que durante la noche habían pasado por allí los extraterrestres (o algunos de ellos), y habían plantado al lado una réplica del famoso monolito que aparece en 2001, odisea del espacio, la película de Kubrick. O eso me pareció al pronto. Por supuesto que me faltó tiempo para enarbolar la cámara y hacer la foto que aquí se ve.
(Podría dar una explicación más lógica, pero me parece que queda mejor así.)
Y el que quiera ver una película (algo más de 3 minutos) de ese viaje, puede mirar esto:
Es cierto que las vacas comen hierba y producen leche, que son sustancias tan diferentes, pero las personas comen tomates y calamares, y tortillas de patata, y de ellas engendran poemas y cartas de amor, que esa sí que es una metamorfosis que no tiene explicación ni admite un pero.
En la imagen que sigue, comienzo de un poema visual de amor.
(El resto del poema se deja a la imaginación de cada cual.)
Como es sabido, la fotografía es un arte que se presta a manejos muy variopintos. Es decir, que con sus recursos se pueden conseguir imágenes muy diferentes; todo es cuestión de saber mirar, y de estar en el sitio justo en el momento preciso. Por ejemplo, las tres que van a continuación:
Típico ambiente de los años 80 en un bar de Madrid.
Este era el nombre de un fantástico programa que había en Radio Clásica, en el que sin cesar se podía escuchar a Bach, a Vivaldi y al resto de los barrocos; su artífice fue Sergio Pagán, cuyos comentarios resultaban acordes a la armonía de semejantes músicos. Y digo era porque desapareció de la programación hace ya algunos años. Ya se sabe que lo bueno nunca es para siempre.
También es el título de un capítulo de uno de mis libros: este.
Y como no hay dos sin tres, lo voy a utilizar de nuevo para titular esta entrada: los colores del otoño una vez más.
Como todo el mundo sabe, esta es una ciudad de piedra que merece visitarse. Para no ir tan lejos, aquí pongo algunas fotos (no las de siempre) que muestran varios lugares de lo que allí se puede encontrar.
Una calle
Uno de los muchos recovecos de la catedral
Puerta de piedra
Abigarrada fachada de San Esteban
Otras cosas que se pueden ver son: ESTA, ESTA (fotos) y ESTA.